martes, 4 de mayo de 2010

Nuestra vida es un Garabato

Indefectiblemente no tuvimos ninguna elección al momento de nacer y tampoco tendremos algún tipo de elección en el momento de nuestra muerte. Nacer y morir son dos puntos de una misma recta, ¡nuestra vida!, que se encuentran en posiciones opuestas y que delimitan con total exactitud el principio y el fin del segmento que define nuestro espacio y tiempo. Ambos extremos son y serán por siempre el gran misterio de la vida y son los responsables de la justificación de la existencia del infinito y del silencio absoluto antes del principio y después del final. Es difícil imaginar que dichos puntos (principio y fin) no están unidos por una recta, pero en la practica casi siempre la sucesión de puntos nunca siguen una dirección rectilínea, sino que dibujan un gráfico o un garabato aleatorio, que según cada persona sigue una dirección distinta, que aveces se aleja y otras se acerca al punto final. ¡Si! nuestra vida es un garabato y que dibujamos según nuestras decisiones y que sigue una dirección u otra según nuestros éxitos y fracasos. No existe una formula mágica para dibujar el mejor garabato, pero existe una regla o ley de causa efecto que ayuda a diagramar el camino a seguir sin causar grandes cambios de dirección o la ocurrencia continua de grandes sobresaltos. Tenemos en nuestras manos nuestro destino (garabato – dibujo), que no conozcamos las reglas o leyes causa – efecto es otra cuestión. Por eso es importante sacar siempre de toda vivencia ¡una experiencia! o mejor dicho el conocimiento que nos dejó, en definitiva aprender de nuestros errores y éxitos y no dejar de aprender nunca e intentar no volver a cometer una equivocación más de una vez. Otro aspecto a tener en cuenta es como nos mantenemos físicamente y mentalmente mientras dibujamos nuestro garabato. Estoy convencido que debemos dejar de plantear excusas para engañarnos y así justificar adoptar una adicción o no cuidar nuestra salud mental y física. Dejemos esa actitud para otros cuyo garabato se parece más a un laberinto que a una vida. Justificar un mal garabato no tiene sentido, simplemente porque a nadie le interesa su forma y nadie podrá hacer nada para cambiarlo, sólo nosotros podemos hacerlo. Esto si es una elección que esta en nuestras manos y que no podremos culpar a nadie si no la tomamos nosotros. Algunos llaman a esto libre albedrío, otros libre elección. ¡Ya que no podemos tomar una elección ni al principio ni al final!, yo pugno por dibujar nuestro garabato sólo con decisiones nuestras, que surjan del ejercicio de nuestro libre albedrío y saber que lo importante no es la forma que tenga sino que posea plenitud de colores y que represente a nuestro ser (espíritu o alma o como quieran llamarlo).

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